jueves, 2 de julio de 2015

Coraje como receta (Por Germán Rubio)

Unos días antes de terminar el Eurobasket le pregunté a mi amigo Germán Rubio, Jefe de Prensa de CB Avenida, si quería colaborar conmigo escribiendo un artículo contando sus impresiones sobre el campeonato. Hoy, día de nuestro primer aniversario quiero agradecerle a Germán su atención hacía mi y hacia mis proyectos. Sin más dilación tenéis a continuación sus reflexiones sobre el Eurobasket 2015

Coraje, valor, raza, “narices”, arrestos, fe, “coj…” o, en el caso que nos ocupa, ovarios. Ni sale en valoración, ni en el “+ -“, ni reparte MVP´s o quintetos ideales… El coraje no abre portadas, ni acapara debates técnico-tácticos (generalmente participados por gente que ni es técnico ni táctico) pero, en mi humilde opinión, gana partidos, gana retos, gana campeonatos, gana un Eurobasket.

Sí, seguramente sea una visión simplista para eludir hacer análisis más profundos (eso prefiero que lo haga gente que sabe más), pero este Eurobasket ha sido un torneo de coraje. Ante plantillas más igualadas que nunca, con americanas nacionalizadas hasta en el país más peregrino (alguna seguro no sabe ni ubicar su “patria” en el mapa), con las fuerzas al límite y con unos JJOO en liza, los “ovarios” de determinados equipos pueden actuar como factor determinante, y, en algunos casos, determinadas jugadoras bien podían haber imitado a Llull o Nocioni agarrándose unos órganos que no entraban por Budapest.


Es el coraje de Serbia, la campeona, la raza que lleva a un muy buen equipo de individualidades, algunas de ellas llegadas incluso “sobre la bocina” tras reconciliaciones necesarias, a un equipo de “jugonas” a ponerse a defender como “perras” en la fase importante de partidos. Un coraje que hace que todas muerdan a media pista y pista completa, que asfixien, que crean en lo que hacen, el coraje y la ilusión de un país tras ellas. Sí, bien entrenadas, con innumerables recursos tácticos y técnicos, pero con unos “ovarios” como (por feminizar el refrán) la yegua de Espartero.


Serbia y su coraje son una muestra, pero el coraje no es balcánico (de hecho generalmente son en aquellos lares alérgicos a la sangre caliente). Coraje es también el de una selección griega que se une, se lo cree y pelea por seguir vivas con un cuchillo entre los dientes sin demasiadas armas en puestos clave. Y, sí, coraje es el de una Selección Española a la que (algunos) parecen exigir siempre bajo cualquier circunstancia. Ese coraje que provoca, cuando el resto es más fuerte y alto, sacar la casta hispana para luchar, luchar y luchar. Y coraje es caer y levantarse al día siguiente para ganar un metal, y fallar un día y seguir intentándolo al siguiente (como Alba o Astou) y aparecer cuando las cosas se atascan (como Xargay). El baloncesto es muchas cosas pero, perdonadme entrenadores y gurús de este deporte, también es mucho de querer y creer y de sentir y contagiar coraje. El Eurobasket 2015 será para siempre el de Serbia, y sus Dabovic o Petrovic, pero en algunos equipos, la MVP de cada día se llamaba Coraje (o Corajovic, Corajolou, Corajez…)

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