domingo, 23 de febrero de 2020

Mamba and Mambacita forever.

En los últimos tiempos no le he dedicado tanto tiempo al baloncesto como solía. No porque ya no lo ame como antes, sino por la vida, por las circunstancias... Durante gran parte de mi vida he estado luchando contra la depresión, la ansiedad... y en este largo camino he conocido a mucha gente que me ha decepcionado, abandonado o simplemente, voluntariamente o no, ha desaparecido cuando más la necesitaba. Al principio me sentía mal por ello. Creo que dolida sería la palabra adecuada. Pero en algún momento decidí omitir esos sentimientos, centrarme en recuperarme, en volver a sentirme segura haciendo lo que más me gusta en el mundo, escribir sobre baloncesto. Ver los partidos, hablar sobre ellos tanto en la vida real como en las redes sociales... disfrutar del juego y compartir mi pasión con mis lectores y seguidores.

Siendo honesta, no es fácil. La depresión y la ansiedad no son las mejores compañeras de viaje. Sé que mis artículos, posts, etc aún distan mucho de lo que yo misma sé que soy capaz, pero ser capaz de sentarme en mi escritorio un domingo por la tarde y escribir estas palabras son un logro, un pequeño paso que me acerca hacia donde quiero llegar. 

El pasado 26 de enero estaba a punto de sentarme a cenar, había tenido un día complicado por los efectos secundarios de mi medicación y no había estado demasiado pendiente de las redes sociales o del mundo en general. Pero en ese momento decidí abrir twitter y lo primero que leí fue que Kobe Bryant había fallecido. Eran los primeros momentos tras el famoso tweet de TMZ y todo confusión y dudas sobre si era verdad. Recuerdo haber deseado que fuera un bulo más de los cientos que todos sabemos que aparecen por twitter, pero según pasaban las horas y las noticias eran más reales, más sólidas, mi corazón se rompió. No solo había fallecido Kobe, también su hija Gigi, de la que había leído grandes cosas sobre su presente/futuro en el baloncesto. También otras personas, entre ellas otras jóvenes jugadoras de baloncesto que tan solo perseguían su sueño de llegar a lo más alto.

Creo que como mucha otra gente que ama el baloncesto, sin ser necesariamente fan de los Lakers o de Kobe, sigo de duelo. Al día siguiente compré todos los diarios deportivos que pude encontrar en el kiosco. Siendo sincera aún no he sido capaz de leerlos, pero esperan en mi escritorio el día que sea capaz de hacerlo. Si que he leído un montón de artículos y tributos. Vi todos los homenajes que le hicieron los Lakers, vi el All-Star la semana pasada... pero aún no había sido capaz de sentarme a escribir sobre ello. Hasta este momento. En algún momento decidí que mi forma de recordarles eternamente, de continuar con su legado, con la Mamba Mentality, es volver a amar el baloncesto como sé que puedo amarlo, dedicarle mi esfuerzo y trabajar duro para volver a inspirar a mis lectores/seguidores. Estoy trabajando en ello tan duro como puedo. Tan duro como mi salud mental me lo permite. Algunos días es duro incluso levantarme de la cama, incluso esos días busco la fuera y la inspiración necesaria en Kobe, en Gianna, en esas jóvenes estrellas llenas de sueños que brillan en el cielo, para levantarme 5 minutos a por una taza de café y mi tablet y aunque sea de nuevo en mi cama, ver algún partido. 

Mamba and Mambacita forever. 

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